La intervención más destacada era conseguir salvar los dos escalones de acceso a la portería y dejar el recorrido practicable para minusválidos. Pero había una serie de factores que dificultaban la obra, ya que el suelo estructural de la portería es también el forjado del obrador de la pastelería del local contiguo. Y este no podía cesar la actividad durante las obras.
Estas fueron realizadas durante el mes de agosto, que era el momento de menor actividad comercial, pero debían realizarse para terminar antes del 11 de septiembre, fecha en la cual empezaba la actividad fuerte en la pastelería.
Como los tiempos eran muy ajustados para no perjudicar la productividad del obrador, se creó una zona de seguridad con divisiones de pladur para que la runa y el polvo de la obra no perjudicaran al obrador de pasteles.
Además, se habilitó una entrada auxiliar por dentro de la misma pastelería para los vecinos, ya que la puerta de la portería quedó inaccesible. Durante el mes de agosto se consiguió llevar a cabo toda la obra, que suponía demoler parte del forjado del obrador, realizar una zapata, un pilar y un nuevo forjado. Además, se cambiaron todos los desagües y colectores del edificio que cruzaban por el obrador haciéndolos pasar por la parte del patio, de manera más funcional y menos molesta para el local.
Durante dos semanas los vecinos entraban en la portería a través del comercial, con una puerta situada al final de la trastienda que da acceso a la parte de los ascensores. Durante este tiempo se picó el forjado existente (el techo de la pastelería), para realizar un nuevo forjado con rampa para un acceso para personas con movilidad reducida.
Para picar este forjado fue necesario colocar una biga de sujeción que apoyaba en un pilar de nueva creación, que a su vez descansaba el peso en una zapata hormigonada que se realizó en la planta sótano. El proceso más complejo fue entrar esa biga tan pesada desde la calle hasta la planta sótano.
Una vez se colocó la pesada biga, se realizó un forjado con chapa colaborante y mallazo de compresión para poder hormigonar la nueva rampa de acceso.
Una vez terminada la actuación estructural se restituyo la zona de trabajo en el obrador.
Finalmente, una vez colocada la gran puerta de acceso, se terminó con el pavimento de panot de la calle, creando la rampa que da continuidad con la acera.
Superada la fase más exigente en cuanto a tiempos, los revestimientos también supusieron otro reto, como las planchas de travertino en bruto de gran formato o los cristales de 2,5 m que generan amplitud al espacio.
Aunque sin duda otro elemento problemático fue la mesa de travertino que «flota» en el espacio, ya que su peso era tan grande que obligó a realizar un refuerzo con un pilar en la parte posterior de la pared. El resultado valió la pena.
También fue necesario modificar la acometida eléctrica de toda la finca, dejando a los vecinos sin suministro eléctrico durante una mañana, para poder tener unas líneas minimalistas y paneles de madera, forrando las paredes de suelo a techo.
Finalmente, viendo las fotos de antes y él después, parece increíble el gran cambio que ha hecho esta portería de sant Gervasi.